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Interpretación de soñar con la familia

Los miembros de nuestra familia obviamente pueblan muchos de nuestros sueños. Cuando no están travestidos, pueden aparecer en su forma natural. En la interpretación del sueño, es difícil saber si están presentes como partes de nosotros mismos, como imagos (representación interior del padre real), o como arquetipo de función.
Casi siempre, los personajes de nuestros sueños, reales o ficticios, son aspectos, facetas de nuestra personalidad. Nos devuelven una imagen de nosotros mismos que no percibimos en la realidad. Muy a menudo, los miembros de nuestra familia juegan este papel de espejo; cuanto más los conocíamos, más impresionaban nuestra psique. Nuestros comportamientos están condicionados por la cultura familiar y, sin nuestro conocimiento, podemos reproducir las actitudes de un ser querido. Si este fenómeno parece normal cuando un niño imita a sus padres, puede continuar inconscientemente en los adultos. (También existe lo contrario. Basta que el hijo tenga una personalidad bastante fuerte, frente a padres con construcción psíquica débil o despersonalizados. Este mimetismo o esta influencia también existe entre los cónyuges.)
Las representaciones oníricas de los padres también pueden ser las proyecciones de las imagos de los padres sobre otras personas. Casi sistemáticamente, en un grupo iterativo donde se reúnen las mismas personas, en el contexto del trabajo por ejemplo, tendemos a proyectar las imágenes de nuestros padres sobre las personalidades más o menos analógicas. Sobre las figuras de autoridad, podremos así proyectar las imagos del padre o de la madre con sentimientos subjetivos y tener una relación afectiva -positiva o negativa- con el apoyo de la proyección. El sueño viene a significar las cuestiones no resueltas con nuestros padres para resaltarlas y tratar de solucionarlas.
Cuando nos convertimos en padres, en ocasiones tenderemos a reaccionar como uno de nuestros padres oa proyectar la imagen del progenitor opuesto sobre el que hemos hecho padre o madre. ¡Cuidado con la confusión de personalidades y lugares, así como con la deserotización de la pareja!
A veces, los parientes cercanos son lo que parecen ser, que son ellos mismos. En este caso, los sueños tienen un significado que se relaciona con el grupo familiar original. Indican una dirección común, dos, tres o más. La mayoría de las veces, el significado del sueño continúa una acción iniciada el día anterior o los días anteriores. Por eso es necesaria una pequeña reflexión antes de interpretar el sueño: ¿el otro es un símbolo o un compañero de viaje?
Los miembros de la familia simbolizan así estados próximos, y también puntuales. A veces sirven como hitos espaciotemporales para situar el sueño en la historia personal del soñante, para esclarecer su significado.

Hija/Hijo:
La mayoría de las veces es un aspecto de nosotros mismos que está creciendo o cambiando y necesita ser atendido, como lo haríamos con nuestro propio hijo. Esta faceta interna todavía es frágil, fácilmente influenciable, pero lleva una energía específica de la juventud. El sexo del niño indica qué polaridad y qué cualidad estamos desarrollando.
Los sueños en los que vemos a nuestro hijo en una situación dramática no deben tomarse literalmente. No son premonitorios, sino indicativos de ansiedad. Es el miedo a que realmente le pase algo lo que genera este sueño. Estos sueños tienen una función positiva. Confirman los peligros reales intuidos los días anteriores y nos invitan a estar más atentos. También vienen a resolver una proyección negativa, un pensamiento aterrador dirigido al niño y no al peligro.
Hermano/hermana:
Los lazos fraternales son los más estrechos, simbólicamente. Así, una persona con la que tenemos lazos muy fuertes puede aparecer como una hermana o un hermano.
Es una parte muy importante de la personalidad que está representada por el hermano o la hermana. Son las personas con las que crecimos, de quienes sufrimos las mismas influencias a la misma edad. Si bien las manifestaciones afectivas fraternas son a veces violentas y brutales, al límite de la exasperación, el psiquismo del individuo se vincula de manera muy afectiva con su hermano o su hermana. Es un doble, especialmente si es del mismo sexo.
Los sueños que les conciernen oscilarán pues durante mucho tiempo entre dos actitudes, la del amor o del odio que uno les tiene y la del necesario proceso de desapego del otro.
Madre:
Nuestra madre es el personaje más importante en nuestros sueños. Pero rara vez aparece en su verdadera forma. La mayoría de las veces tomará prestadas las de los animales. Para representarlo se utilizan otros símbolos como objetos huecos o lugares de protección. La imagen de nuestra madre, por tanto, rara vez será la verdadera, la que está fuera de nosotros, sino la que llevamos dentro. La persona que aparece como nuestra madre es en realidad una abstracción, la imago, uno de los componentes de nuestra personalidad. Sus comportamientos y actitudes hacia los demás nos proporcionan información útil sobre nosotros mismos.
Que se nos aparece de forma negativa y disfrazada – oso, araña, cangrejo, pulpo, medusa, etc. – o positivo – lobo, Santísima Virgen, etc. – nuestra madre es a veces un aspecto de nosotros mismos que generalmente se expresa sin nuestro conocimiento. Somos el fruto de sus entrañas y aún podemos fusionarnos psíquicamente con ella, mucho después de la “fecha legal”. Por la educación que hemos recibido, por su presencia o ausencia, ha dejado huellas importantes en nuestra personalidad que condicionan nuestra vida cotidiana. Si sus conductas en el sueño nos parecen incoherentes, intolerantes, agresivas o peligrosas, es necesario un trabajo de purificación. Pero el deseo de cambio, si parece necesario, a veces es difícil y requiere un trabajo más o menos prolongado. El diálogo con ella, cuando todavía es posible, es realmente deseable. Es importante verbalizar, poder expresar lo que hay en tu corazón. A veces es obligatorio el paso de una tercera persona (psicoterapeuta).

Nuestra madre también puede aparecer ante nosotros de una forma muy positiva, aunque haya fallecido. Basta una frase o un gesto. Son indicativos de transmisión y continuidad. Integramos una cualidad o una autoridad que le atribuimos y que siempre nos colocó en el papel de niño. La imagen benévola de nuestra madre que nos mira con amor simboliza el reconocimiento de nuestro ser y la transmisión. Esta imagen muestra que nos estamos convirtiendo en sus iguales, capaces de cumplir el mismo papel.
Simbólicamente, la madre representa el interior, el pasado, la casa, lo colectivo, el amor altruista, el compartir, el aspecto nutritivo, la presencia, la dulzura y el paraíso perdido.
Papá:
Si las representaciones animales son muy frecuentes al hablar de la madre, al hablar del padre tendremos que lidiar con conceptos mucho más abstractos, aparte de formas muy negativas como el cocodrilo o el lobo. Muy a menudo, el padre está ausente de la historia cuando el sueño nos habla de él. Hay que correlacionar los acontecimientos para comprender que el sueño nos habla en términos velados de nuestro padre. Por ejemplo, un sueño que reúne a todos los miembros de la familia excepto al padre a veces no se puede entender sin él. Su presencia/ausencia es la clave de la historia. Pero también encontramos imágenes típicas del patriarcado, más bien positivas, como el rey, el jefe, el director, el capitán, o idealizadas y asexuales, como Papá Noel o el cura. Los aspectos negativos serán evocados por imágenes de violencia o contenidas en los personajes de matones o bandoleros, el de un hombre inmaduro que no ha llegado a la etapa adulta, que es incapaz de desempeñar su papel de padre. El diablo es una forma muy negativa del padre, un manipulador pervertido que jugaba con los sentimientos de su hijo.
Las huellas que el padre ha dejado en la psique son la mayoría de las veces las de una expectativa, un estado emocional latente. Si el padre estuvo presente, las huellas y afectos dejados son del mismo orden que los dejados por nuestra madre. Por tanto, es necesario referirse a la definición anterior sustituyéndola.
El padre representa la autoridad, la ley, el afuera, la extroversión, el transmisor, el devenir, el futuro, la ausencia, el amor individual, la posibilidad de actuar.

Abuela/abuelo:
Si el padre suele brillar por su ausencia, lo mismo ocurre con el abuelo. Sus apariciones son muy raras en nuestros sueños, pero a menudo muy afectivas, más bien positivas o, a veces, todo lo contrario. Esta figura tiene un escaso valor simbólico como elemento de referencia o personaje. Si el abuelo está presente, entonces representa una herencia patriarcal, positiva o negativa según el contexto del sueño.
Por otro lado, la abuela está muy presente en el sueño. A menudo es nuestra abuela real la que se evoca cuando se nos aparece en un sueño. La mayoría de las veces, este tipo de sueño está relacionado con su desaparición, especialmente si fue querido para nosotros. Es común que la abuela sustituya a la madre cuando ésta estaba demasiado ocupada o poco tierna con sus hijos. Su presencia llena un vacío emocional. Sin embargo, en un proceso normal de evolución, es necesario el duelo de las personas desaparecidas. Entonces, en el sueño, ella puede venir a despedirse de nosotros. Debemos integrar en nosotros esta realidad, la de la desaparición de las figuras queridas.
Un segundo tipo de sueño puede involucrar al soñador en un comportamiento poco familiar para su edad, una identificación excesiva con la abuela y un comportamiento inadecuado para nuestra edad. La abuela se puede percibir aquí como una anciana que deambula por la casa. Estos sueños, si revelan a veces el deseo de sustituirla, ocurren para colmar una carencia afectiva.
La abuela simboliza un aspecto femenino, una evolución natural de la mujer, una belleza interior que reemplaza a la belleza física de la juventud. Esta belleza es percibida con mucha fuerza por los niños como una gran bondad, para el mundo y para ellos mismos.
Muy a menudo, las figuras de los abuelos pueden confundirse en la psique; así, el abuelo materno puede representar al abuelo paterno. Lo mismo ocurre con las abuelas que pueden combinar, siendo la mayoría de las veces de la misma edad, la misma historia y cultura. Es una representación generacional.
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